Esauira es un soplo atlántico. Tras las murallas blanqueadas por la sal, la medina dibuja un damero luminoso: calles rectas, talleres de artistas y una luz suave que acaricia la piedra. El viento modela las dunas y el puerto sigue vivo con barcas azules y parrillas de pescado. Para ocio o para retiros corporativos íntimos, la ciudad combina estética, serenidad y espíritu creativo, con alojamientos que van del lujo discreto al encanto accesible.
Patrimonio y carácter
Antiguo puerto abierto al Atlántico, Esauira conserva una cultura cosmopolita. Las murallas, los baluartes y la Skala regalan vistas marinas. La medina, de trazado en cuadrícula, destaca por puertas azules, marquetería en madera de tuya, galerías, lutherías y tiendas donde conviven diseño contemporáneo y artesanía de proceso lento. En el puerto, astilleros de madera, redes, humo de parrillas y subasta del pescado marcan el pulso de cada día.
Alojamiento: riads con carácter, casas de huéspedes y hoteles frente al mar
Dentro de las murallas, riads y guesthouses apuestan por patios luminosos y terrazas con vistas al océano. En la bahía, hoteles de lujo y boutique-hoteles ofrecen suites vista mar, spas, piscinas resguardadas del viento y terrazas para el atardecer. La accesibilidad es real: habitaciones familiares, direcciones creativas con precios cuidados y opciones de privatización parcial para grupos pequeños.
Ocio distintivo
Mañanas de medina antes de la brisa, café al mostrador y visita a talleres (marquetería de tuya, lutieres, patrimonio gnaoua). Con marea baja, paseo descalzo por la orilla; por la tarde, clases de kitesurf o windsurf, surf en playas vecinas, cabalgatas sobre dunas blancas. Al atardecer, la playa se dora: fotos, yoga suave o aperitivo frente a los islotes Purpurarios. En la mesa, manda el mar: pescado del día, ostras, pulpo y cítricos con aceite de argán culinario.
Alrededores: Sidi Kaouki, Moulay Bouzerktoun, arganerares y campiña
A media hora, Sidi Kaouki ofrece una playa salvaje con cafés sencillos. Moulay Bouzerktoun, más ventoso, es clásico del windsurf. El interior dibuja arganerares, viñedos y aldeas ocres: cooperativas femeninas de argán (prensado y cata), bodegas campestres para almuerzos largos, olivares y colmenares. En las puertas de la ciudad, Diabat mezcla dunas y eucaliptos, perfecto para salidas a caballo.
Corporate, MICE e incentivos de escala humana
Esauira brilla en formatos íntimos: retiros de liderazgo, sprints creativos, incentivos “slow”. Patios privatizados, rooftops resguardados, riads y jardines frente al mar crean escenarios memorables. Los programas de equipo priorizan co-creación y elementos: cocina marina, taller de marquetería con motivo común, sesiones costeras en vela ligera (según condiciones), juegos suaves en la arena, iniciación a kite/surf y caminatas guiadas por arganerares con componente RSE (plantación, visita a cooperativa). La logística es compacta y los equipos técnicos locales, ágiles.
Estaciones y consejos
El viento marca el compás: refresca el verano y potencia los deportes náuticos. Primavera y otoño son el equilibrio ideal; el invierno es luminoso y templado. Lleve cortaviento, calzado cómodo para arena y adoquín, y protección de cámara. Reserve con antelación clases acuáticas y talleres artesanos.
¿Para quién?
Parejas amantes de la estética marina, familias que buscan costa amable, grupos de amigos entre surf, caballo y cultura, y empresas que desean un entorno calmado para alinear equipos. Esauira compone estancias de lujo y también premium accesibles; la clave es un tempo flexible — mañanas activas, tardes ventosas, atardeceres dorados — para volver renovado, inspirado y unido.